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El cultivo de la oliva y la producción de aceite es uno de los principales legados del pueblo fenicio en la Península Ibérica. Tras su llegada, en el siglo XI a.C. comienza a extenderse la producción y el consumo del aceite de oliva por Andalucía y la costa mediterránea.
El aceite de oliva cosechó una popularidad enorme, convirtiéndose en un alimento básico para la dieta mediterránea, y llegando a ser bautizado como "oro líquido" por el poeta griego Homero. El cultivo del aceite se desarrolló en las áreas más próximas al Mar Mediterráneo como consecuencia de la cultura comercial y navegante del pueblo fenicio. Tanto en la costa europea (España, Italia y Grecia) como en la costa africana (Siria, Túnez, etc) encontramos esos olivares tan característicos del paisaje mediterráneo. 

Estos hechos han marcado la cultura popular de los pueblos y sus gentes. El aceite de oliva sigue manteniendo una posición de omnipresencia en la gastronomía mediterránea. Por su parte, la globalización está consiguiendo que este alimento traspase fronteras y barreras culturales, generando una gran aceptación gracias a su alto valor nutricional y sus excelsas propiedades naturales.

En la actualidad la producción de aceite de oliva se ha modernizado. La tecnología al servicio de la innovación  ha provocado la aparición de "diferentes" tipos de aceite: virgen, virgen extra, ecológico,...

Una pregunta que muchos nos hacemos es ¿qué diferencia existe entre un aceite de oliva y uno virgen extra?

Según la legislación de la Unión Europea se distinguen cuatro tipos de aceites comerciales:

Aceite de oliva virgen extra: Se trata de un aceite de la máxima calidad, obtenido directamente de las mejores aceitunas. Posee un sabor y olor exquisito sin sobrepasar los 0,8º de acidez. Existen tres subtipos de aceite virgen extra:
  • Monovarietal: elaborada a partir de una sola variedad de aceituna.
  • Coupage: producido con diversas variedades.
  • Denominación de Origen (D.O.): generado con aceitunas procedentes de una determinada área geográfica.



Aceite de oliva virgen: estos aceites mantienen la calidad de los procesos utilizados en la producción del virgen extra, la diferencia es que no puede superar los 2º de acidez. En muchas ocasiones el defecto en la acidez es imperceptible para el consumidor.

Aceite de oliva: los aceites se elaboran a partir de una mezcla de aceite de oliva refinado, obtenido a partir de aceites que no han alcanzado los criterios citados, y aceite de oliva virgen o virgen extra ( entre un 10% o 20%).

Aceite de orujo de oliva: es el resultado del refinado de la masa sobrante de la molturación de la aceituna. La grasa obtenida se mezcla con una proporción de aceite de oliva virgen.

En la Comunidad Valenciana contamos con denominación de origen propia desde 2008, se trata de una de las más jóvenes en un país con tanta tradición como el nuestro. 

El cultivo tradicional en abancalamientos, que sigue formando parte de nuestro paisaje litoral mediterráneo, unido al característico clima y los conocimientos transmitidos durante siglos dan como resultado aceites de alta gama y variedad aromática, con un fantástico equilibrio entre el frutado y la acidez.
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